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La Ermita

 

1. Estilo y año de construcción

El estilo de su construcción es barroco.

La primera vez que se cita expresamente como ermita, es en 1598, cuando se donaba dinero) “para el ornato y gastos de la hermita de Nuestra Señora de los Santos” y “para las obras de la hermita de Nuestra Señora de los Santos...”. Por lo tanto ya al menos desde 1598 se estaba construyendo el edificio.

Gracias a la donación de una casa contigua realizado por Constanza de Rojas, la madre del beato Simón de Rojas, se pudo acometer la ampliación del santuario. Las obras se llevaron a cabo entre el 7 de mayo de 1602 y el 24 de agosto de 1605.

Entre 1680 y 1688 se ejecutó una nueva e importante reforma del templo, consistente en “...fabricar y lebantar una capilla en la hermita de Nuestra Señora de los Santos de esta villa, con su media naranja para la colocacion y culto de la dicha imajen...”, que le dio su forma actual.

 

 

 2. Autor

Las obras las dirigieron el maestro de obras escurialense Cristóbal Rodríguez y el maestro de albañilería mostoleño Joseph Carrasco; por cuyo trabajo –manufactura de albañilería, carpintería y solado- se les pagaron 34.500 reales a lo largo de ocho años.

 

 

 3. Quién lo manda construir

Es obra del pueblo de Móstoles, que financió su construcción y mantenimiento con fondos municipales.

 4. Contexto histórico (por qué se construyó, función, por qué es importante, paralelos)

Se construyó para dar culto a una estatua de la Virgen encontrada en una cueva, debajo de la ermita.

En 1782, el cura párroco Miguel Marín del Campo, afirmaba que “...dentro de esta poblacion existe una ermita de Nuestra Señora con el título de los Santos, cuya imagen es venerada por este pueblo con singular devocion”.

En 1792 el vicario Vicente de Carrancio, tras su visita pastoral a Móstoles, decía:

“Dentro del pueblo esta la hermita de Nuestra Señora de los Santos, muy bien adornada; bastante, capaz y la devocion, ya por mania de los del pueblo, tiene caudales sobrantes y es el escollo de esta visita, porque la justicia, declarada patrona por el Consejo de la Gobernacion, con la espresa qualidad de estar sugeta a visita, requiere substraer a todo, titulandose dueños absolutos.”

El que la villa fuese patrona única del templo, suponía el privilegio, por parte del ayuntamiento mostoleño, de ser la única entidad jurídica que podía detentar el patronazgo del mismo (y con él la administración de sus bienes y rentas), excluyendo de dicho patronazgo a la Iglesia.

 Estamos ante una obra que responde a los usos habituales en el barroco madrileño de mediados del siglo XVII. El módulo constructivo utilizado, la factura de los muros de la cabecera y la articulación de la fachada occidental, amén del tipo de contrafuertes utilizados, nos confirma que el edificio fue construido, hasta llegar a su aspecto definitivo, a lo largo del siglo XVII.

Obras parecidas serían el Real Monasterio de Santa Isabel de Madrid, de Gómez de Mora, construido entre 1640 y 1665 o la Catedral de Santa María Magdalena de Getafe, en la cual participó también  Juan Gómez de Mora.

 

 

 

 5. Características del recurso. Descripción

 

El templo fue construido en estilo jesuítico, austero en el exterior, con ciertas características herrerianas y esbozos del barroco.

Se trata de una construcción de planta de cruz latina, de una sola nave con tres tramos, cubierta con bóveda de medio cañón con lunetas, reforzada con arcos fajones; el crucero, al que se accede mediante un arco triunfal, se cubre mediante cúpula sobre pechinas, sobre la que, a su vez, se emplaza una linterna. La Capilla Mayor –en la que se emplaza el retablo y el Altar Mayor-, a la que se accede también a través de un arco de medio punto, es de planta rectangular y se cubre con bóveda vaída con caserones, y el camarín y sacristía, situados a su espalda, presenta planta similar rematada en testero recto. A los pies del templo, en alto, se sitúa el coro.

La decoración interior es severa y elegante, encontrándose tanto la nave como los brazos del crucero recorridos por un sencillo entablamento, soportado por mutilos, que se apoya en pilastras toscanas. Sobre este, en el vano que conforma el luneto, se abren ventanas a través de las cuales se ilumina el templo. Todo el interior se encuentra revocado en blanco, resaltando los elementos decorativos en color ocre.

La fábrica exterior del templo es de ladrillo con cajones de mampostería y zócalo de medio metro de altura, del mismo material, siendo las cubiertas de teja curva sobre armadura de madera. El exterior es sobrio y elegante. La fachada principal, a los pies y mirando hacia el Oeste, es de gran sencillez, estando compuesta según un marcado eje de simetría; en el centro se sitúa una portada, adintelada y recercada con un alfil de ladrillo, en la que aparecen herrajes del siglo XVIII; sobre ella se sitúa una ventana con dintel también de ladrillo, y coronando la fachada un frontón triangular rematado por una cruz en el vértice y dos pináculos en los laterales, en el que se abren dos huecos de medio punto; dos pilastras muy simplificadas enmarcan dicha fachada. Son éstos elementos del estilo barroco, en su etapa más cercana al mundo escurialense.

La planta de este templo, por el módulo utilizado y el sentido espacial que presenta el conjunto, nos recuerda las obras de mediados del siglo XVII.

 

 

 6. Uso actual del edificio

El propio de una ermita. Es el lugar favorito de las parejas mostoleñas para su matrimonio religioso.

 

 

 7. Anécdotas y leyendas

Juan de Ocaña narraba el hallazgo de la Virgen en el lugar en el que se hizo posteriormente la ermita:

 “Había en el año referido [1514] un público y muy frecuentado juego de pelota en el mismo sitio en que se halla construida la Ermita.

Una tarde hermosa y apacible del mes de Septiembre, estando jugando allí varios jóvenes, fue a parar la pelota a un pequeño agujero cerca de uno de los muros laterales de aquella especie de frontón.

Inmediatamente y con objeto de sacarla empezaron a ahondarlo y ensancharlo, y notando que debajo de aquel sitio había una gran oquedad, persistieron en la socavación hasta que vieron que debajo había una cueva a la que fue a parar la pelota. Al notar esta novedad insistieron con más tesón en agrandar el agujero, tanto por recuperar la pelota, cuanto por enterarse de lo que allí había.

Una vez ensanchado lo suficiente el hueco, tomáronse las debidas precauciones y atando con una cuerda a un chico de los menos medrosos que allí se hallaban, le hicieron descender a la cueva, encargándole que recuperase la pelota y animándole para que desechase todo temor; pero cual no sería la sorpresa de los allí presentes al oír los gritos del muchacho, que con voz entrecortada por la emoción decía: ‘¡Aquí hay una Virgen con unos Santos!’.

Al oír esta exclamación, bajaron ya otros jóvenes, y convencidos todos de que efectivamente había una imagen en la cueva, corrieron enseguida a poner el hecho en conocimiento de las autoridades.

Acudieron éstas al lugar del suceso y después de cerciorarse de la verdad de aquellas manifestaciones, dispusieron en el acto sacar a la imagen de aquel sitio y depositarla como lo hicieron sin perder tiempo con mucha devoción y gran regocijo en la Iglesia parroquial, hasta que se construyese un modesto Santuario donde venerar a la Virgen aparecida, suceso que tomaron como providencial y milagroso.

El entusiasmo del pueblo por tan precioso hallazgo no tuvo límites y desde aquel momento fue unánimemente proclamada la imagen patrona y protectora de Móstoles.

Una vez instalada la imagen en la Iglesia parroquial en un altar portátil colocado a la derecha del Altar mayor, fue expuesta a la adoración pública previa la correspondiente autorización superior, y se celebró una solemne fiesta religiosa el domingo del Dulce Nombre de María, entregándose el vecindario durante tres días consecutivos a toda clase de públicos y honestos regocijos, como desde entonces viene haciéndose todos los años en igual fecha, o sea del 9 al 15 de Septiembre, según varía el cómputo eclesiástico”

“Existen dos versiones acerca del origen del título que se la dio de Virgen de los Santos.

Una es la de que sirvió de base para ello, la frase del niño al descubrir la imagen, que como queda expresado fue: ‘¡Aquí hay una Virgen con unos Santos!’

La otra versión es que no habiendo unanimidad de pareceres respecto a la advocación que había de elegirse, se suscribieron varias cédulas con los nombres que convienen y son propios a estas imágenes para que la suerte decidiera, y se sacó hasta por tres veces que fue repetida la operación, el de Regina Santorum, que se comprende en la letanía. Opino que esta última versión es la verdadera”  

En diciembre de 1663 se aprobaron las nuevas ordenanzas de la villa de Móstoles. En ellas se contiene la institución de un voto por parte de todo el Concejo hacia la Virgen, asistiendo cada 1 de enero los componentes de la justicia y el regimiento local a escuchar una misa del Espíritu Santo en la ermita de Nuestra Señora de los Santos, “...con la maior venerazion, devozion y reverencia que sea posible...” . Después se reunirían los capitulares con todos aquellos vecinos que quisieran asistir, en concejo abierto convocado “a son de campana tañida”, en la casa consistorial y la plaza pública de la villa, para proceder a las elecciones de oficios del concejo.

En 1753 la fábrica de la ermita estaba dotada con una casa situada al Norte de la misma, en la cual residía el sacristán de dicho santuario; también poseía, el pozo de nieve y varios censos. Además el ayuntamiento destinaba una partida anual de 445 reales para su mantenimiento ordinario.

El francés Louis Dutens, en una obra, publicada en 1793, en la qwue habla de su viaje por España y Portugal dice:

“En el Bravo, en Casarrubios y en otros pueblos de Castilla, vimos iglesias bellas y ricamente ornamentadas; en Móstoles, sobre todo, hay una en la que todo está dorado, hasta la bóveda; en lo alto del retablo del altar mayor hay una estatua de la Santa Virgen, de tamaño natural, magníficamente engalanada y adornada de un número casi infinito de piedras preciosas. Si las piedras fueran buenas (y se nos ha asegurado que lo son) debe de ser la imagen más rica de la Santa Virgen que haya en el mundo”.

 El 6 de octubre de 1994 el inmueble fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC) y el mismo año la Dirección General de Patrimonio Cultural lo catalogó como monumento histórico-artístico. En 2004 se llevó a cabo la restauración del retablo.

 En la cabecera de la iglesia se encuentran reaprovechadas para la mampostería, numerosas piedras de granito, entre ellas una rueda de molino y varias lápidas, que provienen del cercano yacimiento romano.

 

 

 

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