El órgano de la parroquia.
El nuevo órgano de la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, en Móstoles, se compone de tres teclados manuales de 54 notas cada uno y un pedalero de 30 notas.
Su altura es de 4,95 m. y tiene entre 1,8 y 2,7 m. de ancho.
Registros:
En total se compone de 20 registros y dos transmisiones.
I – ACOPLAMIENTO PERMANENTE III/II
II - ORGANO MAYOR
1. Flautado 8´ en la fachada estaño 60 %
2. Flauta cónica 8´ C-e0 Roble, f-f3 45 %
3. Octava 4´ 60 %
4. Flauta dulce 4´ 25 %
5. Quincena 2´ 60 %
6. Lleno 2 - -3 hileras 60 %
7. Trompeta T 8´ batalla 75 %
7b. Trompeta B 8´ Partido (c3/c#3)
III - ORGANO EXPRESIVO
8. Violón 8´ C-e, roble, f-f3 25 %
9. Gamba 8´ C-e común violón/f-f3 45 %
10. Flauta chimenea 4´ 25 %
11. Nasardo 2 2/3´ 60 %
12. Flauta cónica 2´ 60 %
13. Decisetena 1 3/5 60 %
14. Decinovena 1 1/3 60 %
15. Címbala 1 60 %
16. Voz humana 8´ 60 % Trémolo.
PEDAL C -f1
17. Subajo 16´ C-h pino, c-f1 25%
18. Flautado 8´ transmisión mecánica del Órgano Mayor
19. Bajo 8´ transmisión de 16. f-f1 25%
20. Quintatón 4´ 60%
21. Fagot 16´ botas y resonadores de roble
ACOPLAMIENTOS
II/P
III/P
Han pasado cuatro largos años desde que D. Primitivo García, el que era entonces párroco de Nuestra Señora de la Asunción, en Móstoles, inició el proyecto de construcción de un órgano para la Parroquia. D. Primitivo quería recuperar para Móstoles ese órgano barroco del que sólo nos queda recuerdo en los documentos históricos, y que era la “maravilla del Reino”. Hoy este nuevo instrumento es una realidad y Móstoles cuenta ya con una pieza única y un nuevo foro para la interpretación musical.
La Iglesia, en su larga tradición, siempre ha valorado la música como expresión de la fe y la ha promovido y desarrollado en sus diversas formas. Entre los instrumentos musicales, el órgano de tubos es el “rey” de la música sacra, pues otorga un esplendor notable a las celebraciones litúrgicas y es un grato compañero de la oración cristiana. Nuestra sociedad suspira por la espiritualidad que no alcanza fácilmente; con el órgano de tubos recibimos una gran ayuda para elevar nuestras mentes y corazones a Dios. Con él, además, acrecentamos el necesario diálogo entre fe y cultura, pues el templo no puede quedar aislado de la realidad social, sino que debe ser lugar de encuentro entre valores sociales y religiosos.
Hemos de agradecer a los benefactores que han hecho posible esta obra, financiada totalmente con capital privado; a todos los voluntarios que con esfuerzo y desvelos han tomado parte en su realización, a cuantos nos han ofrecido asesoramiento técnico, y al maestro organero Eppo Rynko Ottes, que ha llevado a término la obra. Manifestamos también nuestro agradecimiento a la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Móstoles, que desde el primer momento se ha interesado por el órgano y patrocina su presentación en sociedad.
Ponemos en manos de Nuestra Señora de la Asunción este instrumento para que se cumplan los deseos de quienes han promovido su instalación y todo el pueblo de Móstoles pueda alabar al Señor con la música y con él corazón.
Los órganos son instrumentos de música de origen remotísimo. En el siglo III a. de C., se sabe que los fabricó Ctesibio de Alejandría con bastante éxito. En el siglo IX d. de C., se incrementa su uso, y en el XV había órganos por toda Europa. En los primeros años del siglo XVI, con Carlos V, vienen a España diestros organeros flamencos y construyen los magníficos órganos que se instalan en catedrales, santuarios e iglesias más afortunadas.
Refiere una tradición mostoleña que Felipe II, viniendo de Toledo a Madrid, aquejado de cierta dolencia, al entrar en el término de Móstoles, se encomendó a su Patrona y el alivio fue inmediato. Sucedió en el decenio de los 1550. El Rey luego comentaría esta experiencia con el cura y otros vecinos del lugar. En el curso de la conversación se habló de la moda de los órganos. El cura expuso sus deseos de poseerlo en la iglesia local. Felipe II le ofreció sus buenos oficios para que tales deseos cuajaran en bella realidad. Y así fue como llegó a Móstoles el órgano más maravilloso del reino. Su fama se difundió pronto por todas partes, siendo el asombro de cuantas personas acudían a escucharlo.
Luis Zapata (1526-1595), cronista de la época, lo describe en su libro Miscelánea con estas elocuentes palabras: "El mayor órgano es el de Móstoles, que tiene 21 diferencias admirables, lo ordinario, aflautado, orlas, dulzainas, trompetillas, pajarillos y aún voces humanas, vihuelas, áreas temblantes, tamboriles, cornetas y chirimías". Este libro se publicó en 1592, lo que significa que para estas fechas, este órgano continuaba siendo un portento. Y, como tal, ponderado por doquier. A este órgano, el vulgo comenzó a denominarlo en plural diciendo "órganos", lo mismo que a la tijera se la conoce por "tijeras", en plural, y en plural prevaleció.
Entrado el siglo XVII, tanto se abusó del órgano u "órganos" de Móstoles que se desafinó. Siguieron varios conatos de reparación. Pero en lugar de arreglarlo, lo estropearon más. Todo hasta que el cura, Francisco González de Benavente, gestiona con ahínco su reparación y en 1612 escribe al Cardenal de Toledo, don Bernardo Sandoval y Rojas; pidiéndole su cooperación en estos términos: "En esta iglesia hay un órgano muy famoso que al presente está totalmente desvencijado y la parroquia tiene mucha necesidad de él. Han dado 50 ducados y faltan otros 50...", a lo que el cardenal accedió, quedando perfectamente reparado y recobrado su prestigio primero. Así ha quedado registrado en el Archivo Diocesano del Arzobispado de Toledo.
. Los órganos de la iglesia de Móstoles funcionaron perfectamente hasta principios del siglo XVIII. En esta época se estropean y ahora se convierten en famosos por su desafinamiento. En son de chanza en 1816 Juan de Alba escribe su comedia titulada "Los órganos de Móstoles". Y según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, con la locución figurada de los "Órganos de Móstoles" se designa a las personas, hechos o dichos que debían convenir en armonía y, por el contrario, son muy disonantes e incongruentes entre sí.
Con los datos mencionados quedan desacreditadas, pues, las teorías que, olvidando los geniales órganos de la iglesia de Móstoles, aplican este nombre sólo a las tabernas, y en especial a una, en la que el tabernero presumía de tener allí los mejores "órganos de Móstoles'', puesto que, según él, deleitaban con su vino los corazones mejor que los órganos de cualquier iglesia con su música.